Alguien dijo: “La falta de perdón, es como tomar veneno y esperar que sea la otra persona la que se muera”.
Una de las mayores causas de enfermedades corporales es la falta de perdón. La falta de perdón es integral, es decir que no solamente afecta lo físico, sino, también lo espiritual.
El Rencor es definido por la Real Academia Española como “un resentimiento arraigado y tenaz”. “Tenaz” se define como: “algo que se pega a una cosa y es dificultoso de separar”, “algo que opone mucha resistencia a ser quebrado o deformado”. No es de extrañar pues, que PERDONAR sea un acto muy difícil de llevar a cabo.
La Biblia nos enseña que hemos ofendido a Dios, sin embargo ÉL nos ama tanto que nos extiende Su Perdón, por ello dice la Escritura “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que crea en Él, no perezca más tenga la vida eterna”.
Que Dios nos ama, lo sabemos todos, que Dios es un Dios que perdona, lo sabemos todos, pero, lo que pocos sabemos, es que el perdón de Dios está condicionado. ¡Imposible!, me dirás. La realidad es que así es.
Jesús nos cuenta una historia y Mateo la registra en su capítulo 18. Un rey le perdona a un siervo una deuda imposible para este último de pagar, sin embargo, este siervo al verse libre de la deuda, encuentra a un consiervo que le debía una suma pírrica en comparación a lo que él le debía al Rey. Lo ahorcaba y le amenazaba con echarle a la cárcel si no le paga la deuda. Lo que quiero resaltar es cómo Jesús termina la historia. “Así los tratará mi Padre que está en el cielo si ustedes no perdonan de todo corazón a sus hermanos.”
Créeme, no vale la pena guardar basura en tu corazón. Sé que perdonar es difícil, especialmente porque nuestro orgullo está de por medio, pero, perdonar no es un sentimiento, es una decisión.
Toma un momento para reflexionar acerca de esto y luego, actúa HOY. Tu vida cambiará para siempre.
Por: Rev. Luis Ernesto Rosales Portillo
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